La danza de la diablada es símbolo del Carnaval de Oruro que muestra una cosmovisión profundamente entroncada con el culto andino mismo que se originó en la colonia como una representación de la lucha entre el bien y el mal. Los Diablos y Lucifer bailan dirigidos por el Arcángel, las figuras del Cóndor y el Oso hacen gala de su destreza en la danza, mientras las Ch'ina Supay bailan en filas dinámicas, estas características han hecho que este sea muy popular más allá de nuestras fronteras.
Se cuenta que probablemente en el siglo XVIII, cuando los mineros de Oruro declararon Madre protectora a la Virgen de la Candelaria, bailaban de diablos precisamente para no provocar el enojo del TIO de la mina, “ser sobrenatural”, y dueño de los metales que puede proporcionar grandes riquezas o causar la muerte en los socavones, en cuyo homenaje surgió la danza de la Diablada.
Los bailarines visten trajes de colores vivos, exuberantes con formas suntuosas que hacen de ella un mestizaje lleno de riqueza.
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